Sunday, March 12, 2006




Todos los días son iguales, luego viene el ocaso" La producción de Víctor Hugo Bravo está asociada directamente con la pintura y el objeto, reflexionando a través de imágenes y textos en torno al mundo del poder. Un mundo que se ve ejemplificado constantemente por medio de íconos emblemáticos y figuras heroicas, que marcan la ruptura del acontecer cotidiano y el imaginario de las imposiciones. En la obra aparece un nuevo orden, una nueva autoridad como si un mandato oculto proclamara la ley del más fuerte: la irrupción del deseo hecha carne y ceniza en el líquido pictórico.
La exposición presenta una relación nostálgica con el sistema formativo familiar del artista: la ideología que marcó su infancia, la nutrición cultural a través de estudios de piano, música clásica, pintura, etc. Todo esto friccionado con la inclusión al mundo del arte y el desplazamiento a su plataforma de producción. Tomando las estructuras de poder como modelos referentes de su obra, sus extrapolaciones a los microsistemas tribales: la familia, la comunidad, el taller, una muestra colectiva, etc., conllevan formas jerárquicas, donde los modelos de poder se comienzan a producir y reproducir al sistema macro.Manozurda es la mano izquierda empuñada del artista que se sustenta sólo en el gesto protocolar del arte, en la ironía del universo de lo inexistente. La obra, pretexto para mostrar la brutalidad de las cosas en su propio y único estado: cosas.

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